"Dibujá lo que se te cante"

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18/7/08


Continuando con nuestro espacio destinado a los nuevos grandes valores de la ilustración contemporánea, ha llegado el momento de entablar una amable conversación con Lucas Varela. Infógrafo, historietista, guionista y pintor, colabora actualmente en diferentes revistas (Genios, Rollig Stone) y lleva publicados varios libros, entre los más destacados encontramos Estupefacto (junio 2007) y El cuerno escarlata (abril 2008).
Dueño de un talento (y una locura) que conjuga la belleza de lo desagradable, dentro de composiciones claras y racionalmente dispuestas, Lucas se caracteriza por dar vida a extraños mundos coloridos, una especie de gran morgue pop, habitada por criaturas de humedad simpáticamente monstruosas, mujeres fatales y clones bigotudos disfrutando todos de una alegre depresión.

¿Cuál es tu formación? (formal y no formal)
Estudié diseño gráfico en la Universidad de Buenos Aires. Nunca estudié dibujo ni pintura a nivel académico. Lo que sí hago es taller de pintura desde hace ya varios años.
¿Ser ilustrador era algo que aspirabas desde chico?
Siempre dibujé, pero nunca me lo plantée como una profesión seria. Hace poco que empecé a vivir del dibujo. De todas formas ser sólo un buen dibujante hoy en día no te sirve de mucho. Creo que hay que abarcar un margen amplio de posibilidades de expresión gráfica para trabajar a nivel profesional.
¿Cuáles fueron tus primeras lecturas?
Julio Verne, Stevenson, Goscinny y Uderzo.
¿Cuál fue el primer dibujo que recordás haber hecho?
Muy difícil de saber. Dibujo desde muy chico y nunca paré. Supongo que algún caballero con armadura estilo arturiano. Me copaba con eso.
¿Cuáles son tus influencias?
Toda la cultura popular que me influenció para llegar hasta acá, la agradeceré siempre. Desde Asterix hasta Macbeth, desde Piero de la Francesca hasta Jack Kirby.
¿Cómo es el proceso de ilustración de un concepto o de un guión?
La magia de la historieta es que su proceso es muy sencillo de realizar. Solo se requiere papel, lápiz y tinta. Yo comienzo haciendo unos bocetos muy chiquitos de cada página prestando atención a la narrativa. Luego lo paso en grande en lápiz azul y lo entinto. Generalmente la tipografía se la coloco en la computadora.
¿Cuánto tiempo te lleva ilustrar?
Depende de la complejidad de cada trabajo. Tengo un estilo de dibujo con mucho uso del detalle y de la línea clara que lentifican mi producción. Una página promedio de comic me lleva dos días.
¿Qué diferencia hay entre ilustrar artículos y comics?
Son dos formas de aplicar el dibujo que difieren entre sí. El comic requiere narrativa, agilidad de lectura y síntesis de recursos gráficos. La ilustración permite un mayor explayamiento estético y requiere un uso simbólico más elaborado.
Si pudieras viajar en el tiempo¿Qué consejo te darías a vos mismo como ilustrador cuando recién estabas empezando?
"Dibujá lo que se te cante".
¿Qué cambios ves en los últimos años en materia de ilustración, ya sea comic, infantil, cartoons, etc?
Creo que hay una maduración del comic como expresión artística. Hay autores como Chris Ware que llevan el lenguaje a un plano nunca antes explorado.
¿Qué ilustradores nos recomendarías para continuar esta serie de entrevistas?
Hay muy buenos artistas dando vueltas por ahí. Christian Montenegro, Federico Pazos, Fernando Calvi son algunos de los dibujantes a los que les haría una entrevista.
Muchas pero muchísimas gracias!!!!
http://lucasvarela.blogspot.com/


Imágenes perdidas

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1/7/08

Ya he comentado en post anteriores que guardo todo.
En mi caso el almacenamiento es una pulsión que me lleva a grabar casi cualquier cosa, incluso material cuyo descarte resulta obvio. Supongo que es una manía que gané hace años, al usar esos primitivos programas maravillosos, que adolecían de "undo".
Generados, seguramente, por monstruos informáticos que despreciaban todo aquello que se relacionara con la gráfica y por cuyos horizontes no pasaba algo tan fundamental para las artes visuales como el "pentimento", eran verdaderos depredadores de ideas.
Definitivamente, creo que es por eso que desde entonces guardo bocetos, raft, rasqueteos, experimentos, archivos pinchados con gracia, juegos de viñetas, rarezas. Todo va al binario arcón del dvd. Y revisarlos produce un raro placer. Reencontrar esas piezas de "árbol de desarrollo" perdidas o propuestas desestimadas es toparse con viejas ideas. La idea es algo que se olvida, o se olvida parcialmente. Crece, se deforma, se nubla. 
Hoy pensamos diferente que ayer, muy distinto que hace años.
Vemos diferente.
Y aunque la dejemos por escrito, al releerla, la idea ha perdido esa subjetividad que creíamos conocer, y ya parece escrita por otro (o por un familiar cercano, algo así como un primo).
Al reencontrar viejos bocetos, uno suele reunirse con ese otro diseñador que éramos, pero esto, no sucede siempre. Y si no sucede, admirarse de los trabajos de esa persona desconocida, que sabemos que ha sido uno, y que creíamos recordar, es el raro placer.
Nos vemos perspectivados al resucitar esas imágenes muertas en el tiempo.
Y allí accedemos a otra fracción de placer: uno puede asistir a otra lectura de los textos, otras propuestas, otras “almas” que habrían tenido esos libros que uno conoce editados con otras cubiertas.
Es que los libros pueden leerse en distintos niveles. Uno puede leer el contenido, pero también puede leer la forma, el ojo de la letra elegido, la cubierta, los colores, las ilustraciones, las misceláneas. La calculada combinación de estos elementos es la razón del diseñador.
En esta ocasión, estamos subiendo una propuesta descartada por nuestro cliente (luego se plasmaría de otra manera) que me parece muy atractiva.
Se trataba de una colección de clásicos de aventuras para niños y adolescentes; estarían allí títulos de Salgari, Verne, Twain, Alcott, etc.
Generamos un par de propuestas a partir de 20.000 leguas de viaje submarino (un par de pares, mejor dicho) antes de decidirnos por la definitiva junto a la editorial. Aunque no fue la elegida, ésta tiene una rara belleza que me parece muy rescatable.
El título de la colección, en tipografía Triplex normal a la cabeza del libro, sobre una reserva blanca en los plenos de fondo. El título de la novela, en Transit. El nombre del autor, en Arsis.
Fíjense el uso en espejo de los filetes en el título (centrado), resaltando las líneas de base del texto del título, y jugando con ese interlineado para definir la banda sobre la que se va a inscribir el nombre del autor.
La ilustración constaba de dos componentes, uno pluma (esa especie de Kraken en este caso, retocado de nuestros stock de viñetas clásicas) y otro descriptivo (el Nautilus, resuelto por Cristian Mallea para este título) sobre un fondo pleno.
Los índices de colores en plenos, obleas, cartela y filetes, variarían según los títulos.
Según la necesidad, las ilustraciones pasarían por debajo de la banda del autor, pero por delante de la cartela del título, respetando los textos.
El logo de la editorial, al pie, sobre su banda correspondiente.
La propuesta generaba una identidad juvenil, pero de gran presencia.
El editor optó por algo más colorido, y este pulpo se fue al galpón de los trastos viejos.
Hace unos días, buscando unos textos que juraba haber guardado me lo crucé, y me cautivó. Hoy no hubiéramos resuelto esta cubierta así, pero no me parece mala cubierta.
Los textos todavía los estoy buscando, guardar todo, es no guardar nada. Quizá ese era el mensaje monstruoso de los que programaron Corel, allá por el año '92.