Las leyes de la simplicidad

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7/3/09



Hace un par de años estaba en medio de mi habitual recorrida por las librerías cuando la cubierta de Las Leyes de la Simplicidad se recortó entre todas. Resolví comprar el libro de inmediato, por un lado porque hacía tiempo que en el estudio trabajábamos en torno a diseñar para la simplicidad (cuestión seria para a mí que, particularmente, siento alguna inclinación por el horror vacui) y porque además me resultó muy atractiva la tapa: así como trabajo en diseño y arte, creo en ellos, y consumo, a sabiendas, aquello que me resulte atractivo o bien diseñado.

Compré entonces este libro de John Maeda, archiconocido diseñador gráfico y desarrollador del MIT, en el barrio de Chueca, en la maravillosa libreria Panta Rhei, sin saber que años más tarde este texto iba a volverse referencia obligada dentro del diseño gráfico. Comentario aparte, nunca dejo de visitar Panta Rhei siempre que estoy en Madrid, aunque en aquella ocasión fui atacado por dos simpáticos pinchers (bueno... en honor a la verdad uno era pincher y el otro era algún animal de especie indefinida, pero de no mayor tamaño, probablemente surgido de las grietas del infierno) que se hicieron los muertos hasta que estuve adentro. Les insisto en que vayan, pero permanezcan atentos a estos rigurosos centinelas. 
No digan que no les avisé.
John Maeda es diseñador gráfico, y profesor de Artes y Ciencias de la Comunicación en el MIT (aunque leo en su blog que ahora es Presidente de la Rhode Island School of Design, pienso que es probable que haya dejado el MIT) y es conocido por sus ideas en torno a la Simplicidad aplicable a las artes gráficas, la tecnología, los negocios y la vida casi tanto como por su diseño. 

A lo largo de 10 leyes (a mí me resultaron más bien sentencias o aforismos) Maeda intentará enseñarnos a despojarnos de lo inútil y lo confuso para el buen diseño y para la utilización del tiempo. 
Lamentablemente, la lectura se vuelve tortuosa en demasiados tramos del libro gracias a los repetidos desaciertos del traductor, que consigue hacer de las leyes de la simplicidad un laberinto de complicaciones y sinsentidos. Sí, Las Leyes de la Simplicidad padece una traducción temible.
Pero si buscamos en el blog de Maeda, otro poco en la web, y en base a esto pulimos lo que aparece en el libro, las diez leyes de la simplicidad de John Maeda serían más o menos así:

  1. Reducir. La manera más sencilla de alcanzar la simplicidad es mediante la reducción razonada.
  2. Organizar. La organización permite que un sistema complejo parezca sencillo. Organiza tus propuestas en sistemas coherentes.
  3. Tiempo. Ahorrar tiempo hace parecer las cosas más simples. Cuando forzamos a esperar a alguien, hacemos que aquello que esa persona espera parezca más complejo. Si el retraso es inevitable, un anuncio claro de la demora brindará simpleza a la espera.
  4. Aprende. El conocimiento lo simplifica todo. 
  5. Diferencias. La simplicidad y la complejidad se necesitan entre sí. 
  6. Contexto. Lo que se encuentra en la periferia de la simplicidad no es para nada periférico. Hay otros mensajes que rodean aquello que diseñamos y le dan sentido.
  7. Emoción. Más emociones es mejor que menos emociones. Debemos emocionar con nuestro diseño. La emoción conecta.
  8. Confianza. Confiamos en la simplicidad. La simplicidad es un camino seguro para la comunicación. La simplicidad transmite confianza.
  9. Fracaso. No es posible hacer algunas cosas de manera simple. Algunas cosas, sencillamente no son simples.
  10. La Principal. La simplicidad consiste en quitar aquello que es obvio y añadir lo significativo.

Simplificando, entonces, Las Leyes de la Simplicidad es un bello libro bien intencionado, traducido por alguien que no lo leyó y editado por alguien a quien no le interesó entenderlo.

Por suerte, el diseño quedó en manos de Maeda.

Visiten la web de Maeda, lawsofsimplicity.com

Editó Gedisa.
Manto de piedad caiga sobre el traductor.